Hace años hacía fotos: el revelado del negativo, la ampliación, el positivado en papel, revelador, fijador, lavado. Los resultados eran los mejores que se podían lograr puesto que no había otro método para obtener una fotografía en papel. Tanto para el negativo como para el papel se usaban productos químicos.

Bueno, estaban las imprentas, pero no estaban pensadas para hacer una única foto.

Apareció la tecnología y con ella las impresoras láser, las de tinta, las de sublimación. Un montón de nuevas posibilidades que, en breve, intentarían hacerse con el mercado de imprimir en la calidad que proporcionaban las fotografías reveladas, hasta ese momento, en papel tradicional en un laboratorio fotográfico o en nuestra casa.

La calidad de las láser fue aumentando y sobre todo las de tinta. Aparecieron formatos grandes, muy grandes. Las tintas se fueron haciendo resistentes a los UV del Sol y a la lluvia, aunque sabemos que nada es eterno. Así se especializaron en publicidad. Al ser formatos muy grandes que se iban a observar a distancias también grandes, la calidad del color impreso y la resolución de la imagen no eran un factor absolutamente determinante. Fueron creciendo en definición las cámaras de fotos digitales, aumentando sus sensores en tamaño y al mismo ritmo la resolución de captura de un escáner. 

Así llegamos a la situación actual (que no se diga que esto no es un resumen-resumen): tenemos grandes resoluciones de cámaras fotográficas digitales que ya sustituyen a cualquier formato como el 135 (24x36mm) y el 120-220 para las cámaras de medio formato (60mm de altura x 45 ó 60mm de largo). Los formatos de película plana de 9x12cm y mayores y aquellos formatos mitad del 135, el 110 de 24x18mm son, o muy especiales o historia.

También tenemos grandes máquinas de impresión que ya emplean seis o más tintas (en CMYK se usarían cuatro como mínimo), impresoras con tintas exclusivas para blanco y negro…en fin, posibilidades ya infinitas al poder imprimir sobre casi cualquier material además del papel, que es el que me ocupa en este artículo.

Bien. Por ahora no he descubierto nada que no sepáis, ni lo voy a hacer. Únicamente intento aclarar un poco. Allá voy. 

Las distintas casas que hacen fotografías hoy en día nos ofrecen productos de «calidad fotográfica», «impresas en papel fotográfico», usan frases confusas como «¿Buscando donde revelar tus fotos digitales? Imprimimos tus fotos en papel fotográfico?»… Aclaro que:

1.El término «revelar» significa que la imagen que está latente en un papel se hará aparecer mediante un proceso químico, según RAE «3.tr. Hacer visible la imagen impresa en la placa o película fotográfica». La imagen está impresa mediante luz y se hará visible mediante el revelado químico. Nada más. No puede emplearse de otra forma porque confunde, sobre todo a aquellos que empezamos con el revelado de fotografías. Hoy no se revelan las fotos, se imprimen. Aunque algo queda de revelado. Quizás en años venideros vuelva a resurgir al igual que los discos de vinilo.

2.El término «imprimir» puede ser más amplio: impresión láser (tóner), tinta, ófset (tintas en varias planchas) e incluso ófset digital (tintas en planchas reutilizables).

3.El término «papel fotográfico» es el caballo de batalla: Se dice fotográfico porque asimilan que tiene una calidad, gramaje y textura similar a las fotografías reveladas químicamente. Este papel suele estar entorno a los 200gr/m2. Hay varios acabados: Brillo (que resultará ser el que tenga mejor definición y más contraste, pero un brillo que a mí me resulta muy molesto), Satinados o Semimates, que presentan un ligero brillo no molesto, un pelín menos de contraste y definición y por último los Mates, con nulo brillo y, naturalmente, todavía se reducirá algo más ese contraste y la definición.

Ahora aparece un término nuevo que es el:

4.Papel Fine Art. Es un papel con un gramaje alto (en general sobre 300gr/m2 o más) y multitud de acabados «artísticos»: brillo, semimate, baritado, perlado, acuarela…y muchos, muchos, nombres en inglés. Hay tipos de papel hasta la saciedad. Cada frabricante los suyos. Son de mucha calidad. Más caros.

Para lograr el acabado deseado se precisa tener el perfil ICC o ICM del papel a emplear en la impresora que vaya a utilizarse. Nuestra aplicación informática deberá de manejar este perfil que nos proporcionarán en la imprenta. Esto de conseguir el perfil de color, que hace unos años era ciencia ficción, hoy en día es algo muy normal, aunque cierto es que no todos los impresores lo tienen.

Así pues, y es a donde quería llegar, hoy en formato pequeño (hasta unos 20cm de lado mayor) se pueden conseguir copias en papel fotográfico revelado químicamente. A partir de ahí todo es impresión en tinta, mejor o peor. Papel más caro o más económico pero la tinta manda. No hay copias grandes (las Fine Art) «reveladas» en papel fotográfico. Lo correcto es decir que están «impresas» en papel fotográfico. Eso sí, papeles muy buenos, tintas muy buenas y calidad excelente. Yo a lo que voy, como dijo Manquiña, es que «el concepto es el concepto» y revelar es química e imprimir es otra cosa y no tiene que ser de inferior calidad con las máquinas y tintas que existen hoy en día. Cuidadín que alguién puede ofrecer «impreso en papel fotográfico» y ser ófset, que no es lo mismo. Como colofón comentar que la máxima calidad se obtiene con soporte papel. El resto de materiales Dibond, PVC, Vinilos, Forex, Lienzo, no alcanzan la calidad del papel aunque alguno estará más cerca que otros. Y las sutiles o grandes diferencias entre soportes y distintos papeles son más evidentes si imprimimos en blanco y negro que si lo hacemos en color.

 

arquitecto. rafa VALE

www.pechadura.com

Salceda de Caselas, 11 de Agosto de 2019

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